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Beneficios del AJO

Si crees que el ajo puede ser solo un buen aliado de la cocina, te equivocas, sus propiedades van más allá de conferir un extraordinario sabor a tus platos. Esta pequeña y antigua hortaliza puede proporcionarle al organismo importantes beneficios que permiten combatir enfermedades, en especial las respiratorias.

Por sus propiedades antisépticas, el ajo crudo es eficaz en el tratamiento contra enfermedades gripales, problemas reumáticos y muchas otras patologías causadas por microorganismos como la meningitis, la tuberculosis y el herpes simple. Actúa como medio preventivo y curativo de las vías respiratorias ya que dilata los bronquios, fluidifica las mucosas y estimula el sistema inmunitario, por estas propiedades resulta muy útil en caso de sinusitis, faringitis, traqueítis, bronquitis, enfisema y asma. En este sentido, se dice que es expectorante, desinfectante y descongestionante.

El ajo se considera un protector cardiovascular, previene y mejora la arteriosclerosis, inhibe la síntesis del colesterol LDL (el malo) y de los triglicéridos. Además, mejora la coagulación sanguínea y aumenta la elasticidad de las arterias. También es eficaz ante la hipertensión y la aceleración del ritmo cardiaco. Además de fortalecer el corazón, el ajo tiene propiedades anticancerígenas. Estudios han revelado que el ajo destruye los radicales libres que pueden iniciar la producción de células cancerígenas. Al igual que la cebolla, el ajo tiene la propiedad de disminuir el nivel de glucosa en la sangre, incluso en el caso de disfunción del páncreas; es una especie de insulina vegetal suave.

El ajo tiene un alto contenido de fósforo y de azufre, por eso se destaca como un sedante especial de los nervios. Combate las infecciones urinarias, los parásitos intestinales y las infecciones de oído. No obstante, no sustituye los antibióticos cuando estos son prescritos por el médico.